A tan solo unos kilómetros de Düsseldorf, la denominada Isla Museo de Hombroich reúne varios edificios para exposiciones junto a talleres de artistas en pleno valle del Ruhr.

Una de estas peculiares construcciones diseminadas en medio de la naturaleza, el Museo de Arquitectura, surgió de la colaboración entre Álvaro Siza y Rudolf Finsterwalder. El proyecto comenzó en 1995, cuando el arquitecto bávaro estaba trabajando en el estudio de Siza en Oporto, aunque por diversos motivos se fue demorando hasta su finalización en 2008.

Lo primero que llama la atención es el material principal, un ladrillo jaspeado que recuerda a las granjas inglesas y que suaviza la linealidad del trazado. La elección no fue casual, pues otros de los pabellones del complejo –diseñados por Erwin Heerich– ya lo incorporaban. Sin embargo, a diferencia de estos, con un carácter más «totémico» en cuanto a su geometría, los volúmenes de Siza incorporan el paisaje en su planteamiento.

El museo consta de dos partes. La de mayor tamaño aloja los distintos espacios expositivos y tiene forma de U, por lo que genera un falso patio interior. Este lado abierto, unido a la presencia de grandes zonas acristaladas una frente a otra, hace que fluya el panorama exterior dentro de las salas.

Un simple muro de ladrillo de la misma altura conecta esta área con el volumen menor, provisto de porche y terraza. Destinado a archivo fotográfico, es totalmente independiente de la construcción principal, quedando rodeado por la zona arbolada.

Para los tejados se empleó acero revestido de zinc, mientras que la madera se usó profusamente en la estructura y los acabados interiores, como el techo de roble macizo.

Con unas formas extremadamente sencillas, ambos arquitectos huyen de la grandilocuencia, algo particularmente llamativo en uno de los laterales, donde un humilde portal de piedra blanca da la bienvenida a los visitantes.

Como curiosidad, este pabellón iba a ser en un principio un Instituto de Biofísica, pero un cambio de planes propició su actual destino: divulgar la arquitectura en un entorno apacible. Algo realmente paradójico si tenemos en cuenta que se asienta en los terrenos de una antigua base de misiles de la OTAN…

 

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