Casi todos los que usamos gafas hemos tenido problemas en alguna ocasión para encontrar un modelo que nos encaje perfectamente. Y no me refiero a cuestiones de diseño, sino a que el modelo que más nos había gustado en un principio no se ajustaba luego a la forma de nuestra cara.
Esta frustración también la experimentó en su día el arquitecto y diseñador Edmond Wong. Harto de peregrinar sin éxito por diferentes ópticas de Hong Kong en busca de unas gafas que le quedasen como un guante, se asoció con el optometrista Simon Ling para sacar al mercado la revolucionaria marca ITUM.
Se trata de un concepto completamente nuevo. Wong pensó que si la ropa viene siempre en diversas tallas, ¿por qué no hacer lo mismo con las gafas? Así que ideó un sistema de medida basado en tres sencillos parámetros críticos: la anchura de la montura, la profundidad del puente y las plaquetas, y la longitud de las patillas. Cada dimensión está disponible en talla S, M o L, con lo que al final se obtiene un código de tres dígitos que identifica el tamaño ideal de gafas para cada cliente.
Otra gran ventaja de este nuevo artículo es que, a diferencia de unas gafas normales, estas no llevan tornillos, bisagras o piezas que se puedan soltar o despegar. Al estar fabricadas mediante impresión 3D, el resultado final es un producto en una sola pieza; de ahí su nombre comercial: gafas MONO.
Además, en la fabricación se utiliza un material de baja densidad, por lo que se reduce el peso final y se aumenta la comodidad del usuario.
Y como en cualquier lanzamiento de producto es muy importante disponer de múltiples opciones, la gama MONO se presenta en cinco estilos diferentes de montura, cuatro colores para elegir y unos cristales intercambiables en ocho tonos distintos. Un auténtico servicio a la carta.
Fotografías: ITUM
