Seguro que la mayoría de  personas que pasan delante de esta pared de ladrillo no se dan cuenta  que disimula la entrada de una oficina/vivienda.

La pared parece ser un simple muro que une el espacio entre las dos propiedades existentes, pero en realidad se trata de la fachada de un edificio bajo, diseñado por el arquitecto británico Jack Woolley. Situado en un antiguo taller de carpintería de dos plantas, la planta baja alberga la sala de reuniones y oficinas; el sótano se dedica a vivienda y recibe luz natural a través de unos tragaluces situados a pie de calle.

Los armarios de la cocina se construyeron a través de la madera de pino rescatada del tello del antiguo taller.

Fotografías: David Grandorge

 

 

 

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