En Toledo, proyecto de Urquijo Kastner (Estudio de Paisajismo). Se trata de la primera fase de un proyecto mayor. En este caso, se ha intervenido en el patio de trabajo de un cortijo/caserío agrícola, cuya construcción original ha sido cuidadosamente restaurada. La distribución del espacio y la necesidad de habilitar una zona de paso para vehículos y otra de estar grande, condicionaron el diseño del jardín y los espacios para plantación. En cuanto a las especies, se tuvieron en cuenta los bruscos cambios de temperatura de la zona -que generan un tipo de vegetación llamada Garriga- y el consumo responsable del agua y su racionalización para la obtención de un jardín con mínimo mantenimiento. La Garriga es una formación vegetal mediterránea de gran riqueza botánica y paisajística, resultado de la degradación del bosque a consecuencia de la presión ejercida en forma de sobrepastoreo, talas, sequía estival, incendios recurrentes y lluvias violentas durante miles de años.
Las especies elegidas tienen una gama de tonos plateados, glaucos, rosas y violáceos que dan un aire tranquilo a este jardín y armonizan con los tonos ocres de los muros. La riqueza de formas y texturas foliares hacen que éstas mantengan un dialogo constante; además, surgen olores y aromas que van desde el fuerte especiado del Helichrysum al ligero y delicado del Iris. La edificación existente, con muros de mampostería antigua que rodea todo el espacio, confieren a todo el conjunto un efecto de acabado y madurez difícil de lograr en un jardín que no llega al año (normalmente, los jardines necesitan de varios años para conseguir desarrollar las plantas que darán cobertura y abrigo al jardín; plantas que aíslen del entorno y al mismo tiempo, creen una pantalla o telón de fondo, donde el jardín interior se pueda proyectar y contrastar). En este jardín, son la casa y los muros perimetrales los que proporcionan ese efecto de manera inmediata, logrando además, una sensación de abrigo, sosiego y resguardo.
Miguel Urquijo y Renate Kastner trabajan con el objetivo de poner en valor las variedades autóctonas y contrarestar, en la medida de lo posible, la sobrevaloración de las especies de fuera; promueven y fomentan la utilización de estas especies por sentido común y responsabilidad, ya que consideran que su entorno de trabajo sufrirá, cada vez más, la presión del agua.
Una respuesta a «Un jardín mediterráneo»