En un taller en pleno centro histórico de Copenhague con solo tres operarios se fabrican unas de las bicicletas más elegantes del mundo. El danés Søren Sögreni inició esta producción en 1981, y desde entonces la marca se ha ganado una merecida reputación en diseño contemporáneo y calidad. Tanto es así que algunas de sus creaciones se exponen en las colecciones permanentes de diversos museos del mundo.
Evidentemente, no son las bicicletas más asequibles del mercado, pero son los propios artistas de Sögreni los que dan las razones para elegirlas. Por un lado, duran muchísimo más que las demás, lo que evita invertir en una nueva cada dos años. De hecho, el fabricante respalda este argumento con 25 años de garantía anticorrosión para el cuadro.
Además, todas las bicicletas Sögreni se realizan de manera artesanal. Aunque no fabrican la totalidad de los componentes, cada uno de ellos se monta a mano, ajustándose así al estilo y las necesidades particulares que especifique cada usuario. Se puede optar por diversos modelos, colores y acabados, eligiendo cada detalle, desde el cuero para el sillín o el manillar hasta el número de engranajes. Son auténticas bicis personalizadas para las que el tiempo de entrega oscila entre 8 y 16 semanas.
Y por si esto fuese poco, producen una gama de accesorios que son el objeto de deseo de todo buen amante de las dos ruedas. Auténtico diseño danés que rompe moldes respecto a los estándares del mercado. En su tienda encontramos llamativos y atípicos timbres con forma de disco en cobre, latón, acero o zinc, cada uno con su tono particular.
También podemos adquirir un par de hermosos pedales metálicos dobles, que proporcionan un toque retro a juego con el timbre, y un mayor agarre si usamos calzado de suela lisa. O bien podemos comprar unos flamantes guardabarros en madera, cobre o aluminio.
La lista se completa -entre otros- con portaequipajes, manillares rectos, luces, cubrecadenas o incluso una vistosa cesta frontal cilíndrica con nombre español: La Rotonda. Ante tal derroche de calidad y buen gusto, ¿cómo no enamorarse a primera vista de estas bicicletas escandinavas?
Fotografía via Sögreni