En una época como la actual, en la que se ha impuesto el cuidado personal intensivo y donde se tiende a disimular al máximo los efectos inexorables del paso del tiempo, aún hay creadores valientes que se atreven a invertir esta moda. Como muestra, la empresa italiana de muebles de diseño Kristalia ha lanzado la Hide Chair 1085 Edition, una silla de cuero en la que justamente se busca el envejecimiento como valor añadido.
Con la colaboración de Bartoli Design, uno de sus estudios de diseño de confianza -con sede en Monza, al norte de Milán-, han desarrollado un asiento en piel natural que irá evolucionando con el uso. Al contrario que las sillas con base y respaldo en madera o metal, la Hide Chair irá cambiando de forma, de color e incluso de textura conforme pasen los años, convirtiéndose de esta manera cada pieza en una obra diferente.
Para garantizarse el éxito de esta misión a contracorriente, Bartoli Design trabajó con el fabricante de cuero italiano Pietro Presot, en especial por su experiencia en el mundo de la alta costura (las puntadas visibles son un guiño claro al sector) y en el campo de la navegación (los tirantes tras el respaldo y bajo el asiento van proporcionando la tensión adecuada a medida que se va perdiendo la rigidez inicial por el ablandamiento paulatino de la piel). Presot aporta, además, un proceso de curtido perfeccionado a lo largo de más de 80 años, siendo el proveedor de los principales diseñadores de calzado de su país.
El cuero envuelve por completo un marco de acero lacado, formando dos aletas en la parte posterior e inferior unidas por los tirantes metálicos. La estructura se completa con unas sencillas patas redondeadas en roble europeo, cuyos extremos se rematan mediante bolas rodantes para evitar arañazos sobre suelos duros.
La 1085 se presentó en la pasada edición del Salón del Mueble de Milán, con un notable éxito. Los especialistas destacaron lo original del concepto y la gran dificultad que supone trabajar con grosores de cuero de siete milímetros cuando el estándar en el mundo del mobiliario es de tan solo tres. Un desafío que Kristalia y sus colaboradores han pasado con nota.
Fotografías Vía Kristalia