Nuestra sugerencia arquitectónica de hoy es el imponente Centro de Artes de la localidad costera portuguesa de Sines, situada en pleno Alentejo. Ganador del premio luso AICA/MC 2005 y finalista del Mies van der Rohe 2007, este equipamiento cultural es obra del estudio de arquitectura Aires Mateus Associados, con sede en Lisboa.
El edificio simboliza el cambio desde la tradición hacia la modernidad. De hecho, está emplazado entre la ciudad vieja y la nueva, al comienzo de la calle principal que conecta Sines con el mar y que marca la entrada a su casco histórico.
Los hermanos Francisco y Manuel Aires Mateus han creado una construcción polivalente emblemática en un espacio antes ocupado por el cine-teatro Vasco de Gama y el Teatro del Mar. Con esta rica herencia histórica y cultural, optaron por una escala monumental, combinando transparencia y opacidad en el diseño de la fachada, que nos trae a la memoria de inmediato las almenas y saeteras de los muros compactos de un castillo medieval.
Esa dualidad entre robustez y claridad queda patente también en las coloristas fachadas de piedra caliza y en los volúmenes interiores iluminados por enormes frentes de vidrio, donde la luz natural se refleja en los techos y paredes de mármol blanco. Una forma sutil de integrar la actividad cultural interna en la vida cotidiana exterior.
El Centro de Artes alberga en un único edificio el auditorio, una biblioteca, salas de exposiciones y el archivo municipal. Esta disposición favorece la interacción entre zonas. Así, por ejemplo, el auditorio -con capacidad para 175 personas y preparado para espectáculos de teatro, música, danza y proyecciones de cine- puede convertirse en una extensión de la biblioteca para las presentaciones de libros. Además, se facilita el intercambio de ideas entre personas de diferentes generaciones con intereses artísticos diversos (pintura, escultura, teatro, literatura, nuevas tendencias, etc.) a través de exposiciones, conferencias y talleres.
Los cuatro módulos se disponen en bandas paralelas intercaladas con patios largos, que proporcionan iluminación natural tanto a la salas de exposiciones como a la biblioteca. La calle está pavimentada con la misma piedra caliza de la fachada, lo que le aporta continuidad. En el interior, las barandillas de cristal bordean las rampas de acceso y cierran varios vanos, destacando aún más el brillo del mármol blanco.
Fotografías Daniel Malhão.