Todo empezó como un regalo original para un amigo. Kent Walter y su padre, dos entusiastas de la música, los vinilos y el trabajo artesanal bien hecho, solían pasar muchos ratos libres en su garaje de Seattle creando equipos de audio y experimentando con cada uno de sus componentes. Hasta que un buen día decidieron ir un paso más allá y romper los esquemas al uso: ¿Y por qué no le damos un toque artístico a los tocadiscos con madera de los bosques de la zona?
Dicho y hecho. La excelente acogida de aquel primer prototipo les animó a lanzar su propia marca –Silvan Audio Workshop– en 2014 y a buscar financiación para mejorar su taller y seguir creciendo con patrocinadores a través de la plataforma Kickstarter.
Estas bellezas tienen un resistente chasis elaborado con mimo en madera de nogal negro americano. Son auténticas rodajas del árbol, pulidas y preparadas a mano para que el usuario pueda disfrutar del espectacular veteado y la corteza original. Otro punto a su favor es que casi siempre proceden de ejemplares caídos por causas naturales.
A la par que la estética, la calidad también está cuidada al máximo. Tras hacer ensayos con varios proveedores en busca del sonido más puro, los Walter se decantaron por los componentes de la prestigiosa firma británica Rega, con piezas que resultan ideales para este diseño, como los platos transparentes de cristal. Por supuesto, todo el proceso de montaje es artesanal, desde el cableado o las soldaduras hasta el equilibrado del contrapeso y las pruebas de sonido finales.
En este momento, comercializan tres modelos: The Archer, el más económico (950 dólares); The Champion, que incorpora aún más precisión en motor, poleas y rodamientos, así como un brazo de gama alta (1.175 dólares); y The Sampo, la joya de la corona, con un plato mejorado para incrementar la estabilidad y componentes adicionales que garantizan una velocidad muy precisa tanto a 33 como a 45 rpm. Para este modelo no hay un precio fijo, ya que se vende como un producto totalmente personalizado.
Parte del encanto de estas piezas reside en que son únicas, siendo ya por sí mismas objetos decorativos. Los melómanos amantes de la naturaleza disfrutarán a buen seguro con estos tocadiscos rústicos que vienen de la ciudad que vio nacer a grupos tan emblemáticos como Pearl Jam o Nirvana.
Fotografías via Silvan Audio Workshop