La ciudad de Copenhague tiene desde hace pocos meses un nuevo referente artístico. El puente Cirkelbroen, diseñado por el artista local de ascendencia islandesa Olafur Eliasson, comunica las dos orillas del canal Christianshavn.
Su imaginativo diseño se inspira en los miles de veleros que visitaron durante siglos la capital danesa, puerto clave en el comercio marítimo por el Báltico, y que forman parte de su historia. El nombre, que podemos traducir como «el puente de los círculos», hace referencia directa a su estructura, ya que consta de cinco plataformas circulares escalonadas de distintos tamaños, cada una con su propio mástil elevándose entre 17,5 y 25 metros por encima de ellas.
La idea de Eliasson era poner un «barco» a disposición de peatones y ciclistas para que sortearan los 35 metros de anchura del canal sin mojarse los pies. De hecho, cada mástil dispone de su aparejo de cuerdas de acero, que forma una sutil pantalla circular para acoger a sus huéspedes. En lugar de ofrecer un paso rápido y recto hacia la otra orilla, el artista danés ha preferido uno sinuoso para que los usuarios demoren su marcha por unos minutos y disfruten sin prisas de las vistas de la ciudad.
Además, el proyecto también ha tenido en cuenta las embarcaciones de recreo que surcan el canal a diario. De sus casi 40 metros, el Cirkelbroen dispone de una parte giratoria de 25 metros de largo, que se abre en tan solo 20 segundos para dejar un espacio navegable de 9 metros.
Las plataformas circulares tienen un simbolismo adicional, ya que para el artista son una representación de la brújula que guiaba las naves, la orientación y la cartografía. Como curiosidad, este afán viajero se refleja en las barandillas del puente, elaboradas con madera tropical de guariuba, traída desde Brasil. Así mismo, el círculo alude al cierre del trazado interior de Copenhague, ya que este puente conecta el área de Christiansbro con Appelbys Plads.
El Cirkelbroen resplandece por la noche gracias a luces LED automáticas dispuestas en mástiles y barandillas, sincronizadas con la iluminación de las calles adyacentes.
Por último, mencionar que este puente de 210 toneladas es un regalo a los ciudadanos de Copenhague de Nordea-Fonden, una fundación comercial que destina parte de su capital a mejorar la vida de los daneses con programas de salud, cultura y naturaleza. Así se cumple por fin su deseo de tener un malecón interior frente al mar.
Imágenes via Olafur Eliasson, Anders Sune Berg.