La Milan Design Week, una de las mayores muestras de diseño del mundo, ha contado en su edición de este año con una reflexión visual acerca del tiempo, un concepto que cada uno percibimos y experimentamos de manera distinta.
Los visitantes pudieron contemplar del 12 al 17 de abril la instalación «time is TIME», concebida por el fabricante japonés de relojes Citizen en colaboración con el estudio de arquitectura parisino Dorell Ghotmeh Tane (DGT) Architects, fundado en 2006 y con amplia experiencia en el diseño de espacios.
Su objetivo era invitar al público a reflexionar sobre la naturaleza misma del tiempo, los diferentes matices de un instante o la multitud de sensaciones que puede generar.
Para ello idearon un lugar deslumbrante, formado por cerca de 120.000 placas internas de relojes suspendidas de unos 8.000 cables finísimos. El juego de luces, junto a los reflejos metálicos, produce una atmósfera irreal donde las paredes virtuales actúan como gigantescas pantallas. Esta disposición crea dos espacios circulares (A y B), a los que se accede desde los vértices de la instalación.
El espacio A cuenta con una mesa central en la que 60 mecanismos internos de relojería giran y vibran constantemente ante nuestros ojos. Es el tiempo orgánico, el azar, nuestro mundo personal, el ahora, un tiempo en minúscula (time), ese instante distinto y efímero para cada uno de nosotros.
El espacio B, al contrario, consta de 12 pequeños expositores con diversas ideas sobre la noción del tiempo, y donde movimientos electrónicos hacen variar de posición a las agujas cada segundo, inexorablemente. Una metáfora sobre la imposibilidad de pararlo; la gente y los objetos envejecen, pero el tiempo siempre es nuevo. Es, pues, el tiempo sistemático, universal, absoluto, el tiempo en mayúsculas (TIME), que representa el futuro por descubrir.
La instalación ayuda a observar desde varios ángulos cómo todo está conectado con el tiempo: las diversas formas de vida, el universo, la sociedad y nosotros mismos, en un mundo cada vez más globalizado y frenético.
La exposición incluía, además, 18 relojes icónicos de Citizen, que mostraban la esencia del diseño y los avances en tecnología de la marca, desde su primer modelo electrónico de 1966 hasta las recientes creaciones de 2016. Un paseo por su historia que refleja también los cambios en gustos y necesidades de los usuarios; una vez más el paso inevitable del tiempo.