El arquitecto norteamericano Nicholas Hunt acaba de construir un pequeño estudio al aire libre para su cliente más exigente: él mismo. Este refugio privado de 5 m2 está situado en el patio trasero de su propia casa, en el barrio Boerum Hill de Brooklyn.
Con este proyecto, Hunt buscaba una doble vía de escape del inmenso paisaje urbano de la ciudad de Nueva York. Por un lado, el hecho de divertirse construyéndolo en sus ratos libres, y por otro, el placer de habitar este oasis una vez terminado y convertido en «el sitio perfecto para disfrutar de un libro o una siesta por la tarde».
Dotado de líneas limpias y una estética angulosa, el Brooklyn Garden Studio tiene una planta rectangular de 1,5 metros de anchura y 3,3 de profundidad. Así pues, un interior modesto, pero lo suficientemente grande como para incluir una lámpara, un sillón, una alfombra y otras comodidades.
Los materiales son también humildes, empezando por la estructura y los revestimientos, con un exterior a base de tablones de cedro recuperados de un trabajo anterior y un interior con estacas blancas dispuestas en horizontal, procedentes de la valla de madera de la propiedad de sus padres en Massachusetts.
El tejado inclinado está cubierto en parte por césped para mimetizarlo con la naturaleza circundante e incorpora un tramo de plexiglás que asegura una excelente iluminación interior. Con 2,3 metros en su punto más alto y 1,7 en el extremo opuesto, permite caminar sin problemas por todo el espacio.
También dispone de ventanas -dos de ellas practicables- a unas alturas estratégicas para disfrutar del jardín y los árboles una vez sentados, pero sin vistas a las construcciones vecinas y manteniendo el interior a salvo de las miradas indiscretas de los vecinos. La puerta de acceso queda asimismo oculta en la parte posterior. Esta disposición asegura un relax total dentro del estudio.
Por la noche, la construcción irradia una luz cálida a través del techo, las ventanas y las celosías de listones, iluminando el patio trasero y creando un ambiente muy acogedor en el jardín.
El Brooklyn Garden Studio, sin duda el trabajo más personal de Nicholas desde que fundase Hunt Architecture en 2013 junto a su hermano Andrew, se construyó en tres meses y costó menos de 1.200 dólares, gracias a su simplicidad y al uso inteligente del material reciclado. Un paraíso asequible en la ciudad que nunca duerme.
Fotografías Nicholas Hunt y Brian Ferry