La londinense Serpentine Gallery, situada en los jardines de Kensington, junto al Hyde Park, está especializada en exposiciones de arte contemporáneo. Comprometida con la divulgación de las más variadas manifestaciones artísticas, desde 2000 encarga cada año a un arquitecto de prestigio internacional la construcción de un pabellón temporal para sus jardines.
Además de reflejar a pequeña escala las últimas tendencias en arquitectura, estos pabellones acogen durante los meses de verano diversos eventos culturales al aire libre, ofreciendo también servicio de cafetería.
En 2016, el seleccionado ha sido el danés Bjarke Ingels que, al igual que sus ilustres predecesores -Oscar Niemeyer, Zaha Hadid, Rem Koolhaas o Jean Nouvel, por citar solo algunos-, cumple con el requisito indispensable de no haber construido todavía ningún edificio en suelo inglés.
Su propuesta es una pirámide retorcida levantada con cajas huecas de fibra de vidrio, lo que le da un aspecto de solidez liviana bastante paradójico. El diseño pretende potenciar justamente conceptos opuestos a través de estructuras modulares y, a la vez, escultóricas.
Ingels lo define como una «pared de ladrillos descomprimida, de la que se ha tirado siguiendo un patrón ajedrezado para crear dos elevaciones diferentes». Lo cierto es que se trata de una obra airosa que sorprende por la sencillez del concepto y sus posibilidades plásticas, con ese juego de opacidad y transparencia tanto en el interior como en sus vistas exteriores.
Este año, el programa del Serpentine Pavilion se ha ampliado con cuatro «casas de verano» adicionales, edificadas junto a la pirámide del danés. Todas toman como referencia el Templo de la Reina Carolina, obra de William Kent, terminado en 1734 y ubicado al norte de la galería.
Cada arquitecto ha plasmado con su estilo personal lo que le sugiere este edificio clásico. Así, por ejemplo, el nigeriano Kunlé Adeyemi ha creado una divertida réplica inversa, donde las columnas del templo sirven ahora de asientos desenfadados.
El estudio berlinés Barkow Leibinger, por su parte, se inspiró en otra obra de Kent, ya desaparecida, situada en una colina cercana. Cuatro serpenteantes bandas de madera crean un festival vertiginoso de curvas, bucles y techos en voladizo.
Por último, el proyecto del británico Asif Khan es un armazón envolvente de metal que atrapa el reflejo del sol en el lago, mientras que el casi centenario Yona Friedman presenta una estructura modular heredera de su Ciudad Espacial de los años 50.
Abiertos hasta el 9 de octubre, estos pabellones constituyen sin duda el broche de oro para la carrera de Julia Peyton-Jones, que creó esta iniciativa hace dieciséis años y que lleva dirigiendo la Serpentine Gallery desde 1991.
Imágenes cortesía Iwan Baan.