El clima templado, la calidad de las playas y la proximidad a la naturaleza hacen de la costa del Alentejo un paraíso cercano. La belleza y la tranquilidad de esta región portuguesa también sedujeron a Evelyne y Claude Tissier, que decidieron construir allí su refugio de verano. Así nació la casa Alentejo Beach, situada junto al pueblo de Melides y a tan solo una hora de Lisboa.
Obra del estudio luso Aires Mateus, se trata en realidad de cuatro bungalós independientes de hormigón. El mayor está destinado a las zonas comunes (cocina, salón comedor con chimenea y un amplio porche), además de contar con otra habitación y baño. Los otros tres, de 40 m2 cada uno, son habitaciones dobles para huéspedes, con baño propio y un patio exterior con el techo cubierto de cañas.
El diseño, inspirado en las casas tradicionales de la región con un toque contemporáneo en líneas y materiales, responde al deseo de los propietarios de compartir el lugar con amigos y familiares, pero de forma que cada uno tuviera su independencia.
Las formas sencillas de estos cuatro bungalós de hormigón visto reflejan la arquitectura sobria y equilibrada de Aires Mateus, conectada en su minimalismo con la naturaleza del entorno mediante los suelos de madera y las cañas que cubren los tejados de los patios. Métodos simples pero muy efectivos a la hora de crear un ambiente acogedor.
Así mismo, cada uno de los volúmenes que constituyen Alentejo Beach fue proyectado cuidando el equilibrio de proporciones y la buena iluminación natural. Por ejemplo, la incorporación de grandes puertas correderas de cristal en la salida a los patios aprovecha al máximo la luz durante todo el día, además de difuminar el límite entre interiores y exteriores.
Todas las casas tienen vistas al Atlántico y un acceso particular a los jardines de la colina en que se asientan, ideal para pasear entre naranjos, olivos, pinos, robles y limoneros. La paz que se respira aquí continúa en el interior, con el color blanco inundando paredes, techos y parte del mobiliario, como un reflejo de la estupenda luz de la zona.
Y para relajarse todavía más, este refugio portugués cuenta con una piscina desbordante climatizada de 18 metros de largo, una plataforma de madera con tumbonas y una terraza con zona de comedor. Un punto de encuentro fantástico para contemplar las puestas de sol en el océano.
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