Skagen es la ciudad más septentrional de Dinamarca. Un polo turístico situado en el extremo de la península de Jutlandia, famoso por sus dunas y las vistas panorámicas sobre el Mar del Norte y los estrechos del país.
Es precisamente en una de sus playas, a escasos metros del agua, donde el estudio danés de arquitectura ARDESS tuvo que enfrentarse a un reto apasionante. Con sede en Aarhus y liderado por Sebastian Schroers, están especializados en diseño residencial con personalidad propia, y eso era justo lo que requería el proyecto de su cliente.
El objetivo era construir una casa de verano, pero el problema residía en la ubicación elegida. Debido a las especiales restricciones en cuanto a edificación para conservar esa zona costera de Skagen, los arquitectos debieron crear su diseño sobre los cimientos de la casa original, lo que dejaba una superficie de tan solo 54 m2.
Además, para no romper la linealidad del paisaje, la casa tenía que tener solo una planta. Todo un desafío adicional, ya que debía acoger a dos familias.
Visto el entorno de arena, hierbas y arbustos, se diseñó como un bloque sólido de madera siguiendo la geometría original, pero sacando todo el partido posible al emplazamiento.
Para lograr una integración perfecta en el paisaje fue fundamental la elección de los materiales. Tanto para el techo a dos aguas como para la fachada se escogió madera de cedro. El tono gris de los tablones proporciona la impresión de un bloque plateado que, en palabras de ARDESS, «parece un pecio de madera a la deriva en el lugar donde la playa se funde con las dunas».
La restricción del espacio para cada familia se solventó mediante dos dormitorios con baños individuales y entradas privadas, junto con una gran zona común que incluye la cocina y la sala de estar, consiguiendo un espacio polivalente y adaptable. El uso de enormes ventanas panorámicas sin marco inunda de luz la vivienda y permite disfrutar de las vistas al mar y a las dunas en cualquier momento.
Como sello personal, el estudio incorporó entradas retranqueadas, ladrillo gris en interiores y una chimenea especial a modo de faro.
El conjunto se completa en el exterior con terrazas de madera -estratégicamente colocadas para conectar con el interior- y pequeños muros de retención del mismo material que sirven para detener el avance de la arena y como bancos.
Todo un ejercicio de estilo que recibió el Premio Skagen City Foundation en 2015.
Fotografías: ARDESS