Ahora que estamos en pleno invierno podemos disfrutar de la nieve, ya sea en las pistas de esquí o bien al otro lado del cristal saboreando un buen chocolate caliente. Pero estas tradiciones navideñas también tienen su lado malo: placas de hielo, resbalones, cortes de carretera, esas cadenas para el coche imposibles de colocar…
Sin embargo, no faltan emprendedores que sacan partido de las bajas temperaturas con propuestas para el ocio sorprendentes. Por ejemplo, la compañía estadounidense de espectáculos Ice Castles ha hecho del hielo invernal su principal fuente de ingresos.
Sus enormes «castillos de hielo» atraen cada temporada a miles de visitantes de todas las edades. Realizados totalmente a mano, estos imponentes glaciares artificiales son todo un despliegue de túneles, laberintos, cascadas y toboganes de agua congelada.
Diariamente y con temperaturas bajo cero, los artesanos de la compañía plantan al menos 10.000 nuevos carámbanos en cada instalación. Una vez rociados con agua, crecerán por la noche hasta sumar un total de 20 toneladas de hielo adicional. Al tener el hielo como único material de construcción, en la producción de cada castillo se invierten en total 4.000 horas de trabajo.
Los amantes de los mundos fantásticos y los entusiastas de Frozen pueden elegir este año entre cinco ubicaciones: Midway (Utah), Lincoln (New Hampshire), Stillwater (Minnesota), Wisconsin Dells (Wisconsin) y Edmonton (en la provincia canadiense de Alberta).
Abiertos desde las 3 de la tarde, la magia se prolonga hasta bien entrada la noche. Es entonces cuando estas atracciones heladas se convierten en un espectáculo de luces LED. La multitud de colores y efectos luminosos recuerdan a pequeña escala al festival de esculturas de hielo y nieve de la ciudad china de Harbin, todo un referente mundial en arte a bajas temperaturas.
Con una superficie algo mayor de 4.000 metros cuadrados, estos particulares reinos del hielo llegan a alcanzar un peso de hasta 12.500 toneladas. Sin duda, un escenario ideal para todo tipo de celebraciones, desde bodas y cenas especiales hasta actuaciones musicales o espectáculos de calle organizados por la propia empresa para hacer olvidar el frío al público.
Estas ilusiones blancas abren solamente de diciembre a marzo, aunque evidentemente las fechas dependen por completo de la climatología de cada localización. Además, las entradas suelen agotarse poco tiempo después de ponerse a la venta en Internet. Esas incertidumbres son quizá un atractivo más de este maremágnum efímero de témpanos y estalactitas. Por lo menos para el millón de visitantes que ya lo ha disfrutado desde 2011.
Imágenes vía Ice Castles