Los niños pequeños tienen una imaginación desbordante. Quizá por ello la arquitecta danesa Dorte Mandrup decidiese crear una estructura a la medida de ese ingenio natural en uno de sus proyectos más especiales: la Guardería Infantil Råå.
El centro toma prestado su nombre del antiguo pueblo de pescadores en el que se ubica, convertido hoy en el límite sur de la ciudad sueca de Helsingborg. En pleno estrecho de Øresund, una de las fronteras naturales entre Suecia y Dinamarca, la construcción está inspirada en dos elementos clave del entorno. Las dunas planas y algo inclinadas de la playa y la forma típica de las pequeñas casas de pescadores escandinavas fueron el patrón de Dorte Mandrup Arkitekter para entrar en faena desde su base en Copenhague.
La guardería ocupa el espacio entre la escuela ya existente y la playa, desplegando un tratamiento de los volúmenes muy estudiado para obtener una iluminación excelente en cualquier época del año.
La planta de 525 m2 se basa en cuatro espacios cerrados independientes -con tejado a dos aguas- unidos entre sí por zonas compartidas para los niños. Sobre ellas, un solo tejado con ligeras pendientes engloba (casi engulle, como las olas) todo el grupo, llegando a tocar el suelo y dándole ese aspecto emblemático y casi escultórico que caracteriza a las obras especiales.
Los viejos portones de entrada para las barcas se ven transformados aquí en grandes ventanales a fin de que los niños disfruten con las vistas y se sientan dentro igual de a gusto que en la playa. Estas amplias superficies acristaladas, junto a varias claraboyas, aseguran un magnífico aporte de luz natural.
Cada sala, destinada a un grupo de niños distinto, se cierra visualmente con una pared-librería abierta en madera contrachapada que potencia la sensación de libertad. Esta fluidez continúa en la conexión con el edificio de la escuela, donde se diseñó un espacio para armarios en forma de cueva. Así mismo, los suelos de linóleo verde y los colores claros dan otro punto alegre al lugar.
Con cerramientos en aluminio y un revestimiento exterior integral en madera de robinia, la Råå Förskola cuenta con un parque infantil de juegos donde además se ha replantado flora de la zona.
No cabe duda de que a Dorte Mandrup le gusta combinar la poesía de las formas inusuales con la claridad de líneas y la sencillez, todo ello al servicio de una construcción eficaz. En este caso ha logrado un entorno ideal para estimular el aprendizaje lúdico de los pequeños, que pueden disfrutar así de la naturaleza todo el año.
Fotografías: Adam Mørk