Hasta nuestros objetos más cotidianos pueden transformarse en arte con la inspiración adecuada. Esa fue la máxima a la hora de plantear la colección «Colourware»: conseguir que un humilde plato sin especiales pretensiones pudiera llegar a ser un elemento decorativo de primer orden.
Fruto de la colaboración entre los británicos Sebastian Bergne y Sophie Smallhorn, el proyecto se hizo realidad en 2011 y fue presentado en la Galería Saatchi de Londres como parte de la feria internacional de arte Collect.
Los platos tienen diversos grosores, diámetros y colores, habiéndose empleado para su fabricación materiales tan variados como madera, Corian o bronce. Cuando no se usan, en lugar de permanecer escondidos dentro de un armario, estos espléndidos recipientes mutan en torres escultóricas sobrias y equilibradas.
Bergne, un diseñador industrial especialista en convertir los objetos del día a día en piezas especiales, trastocó aquí el proceso creativo tradicional. En lugar de centrarse en el tratamiento final de cada plato o en su decoración, situó la clave de toda esta serie en el propio uso del color inherente de cada material utilizado.
Aquí es donde entra su compatriota Sophie Smallhorn, que llevaba años explorando en sus trabajos la relación entre el color, el volumen y las proporciones. Su trayectoria artística comenzó en la Universidad de Brighton, donde se formó en el diseño de mobiliario y piezas de cerámica. Fue allí donde empezó a interesarse por los pequeños recortes que se desechaban durante la fabricación de los muebles. Sus formas angulosas y la posibilidad de vestirlos con tonos vivos para formar esculturas le señalaron el camino a seguir. Como experta en el mundo del color, fue también la encargada de diseñar parte de la identidad visual de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Aunque los mundos creativos de ambos artistas son muy diferentes, los dos convergen en su deseo de abordar el diseño de objetos traspasando fronteras o ideas preconcebidas. El concepto decorativo de «Colourware» permite además vestir una mesa con gran flexibilidad. Los tonos de la madera combinan muy bien con el brillo dorado del bronce o con los patrones moteados del Corian. ¿Qué más se puede pedir?
Imágenes vía Sebastian Bergne