Dentro de nuestro rescate de grandes nombres de la arquitectura y el diseño, hoy homenajeamos al arquitecto británico Peter Womersley (1923-1993) con una de sus creaciones más icónicas.
El graderío Netherdale se construyó entre 1963 y 1965 como parte del Gala Stadium, un complejo deportivo que acoge hoy en día al equipo de fútbol Gala Fairydean Rovers. Situado en la localidad de Galashiels, en el sur de Escocia, cerca ya de la frontera con Inglaterra, esta audaz estructura de cinco módulos en hormigón visto se creó para sorprender.
El acabado austero y marcadamente geométrico sigue la línea brutalista tan de moda en aquella época. Destaca sobre todo el grandioso volumen de la cubierta -airosa pese a sus dimensiones-, que parece apoyarse solamente en un fino cristal. El sistema en voladizo produce el efecto de un toldo flotante, imposible pero real. Junto a esta paradoja visual, que aprovecha la invisibilidad de los grandes pilares desde el interior del campo, las escaleras de acceso paralelas a la banda también se desmarcan de lo habitual en los estadios.
Con este trabajo, Womersley creó un símbolo arquitectónico donde el hormigón traspasa su función meramente estructural para convertirse en parte fundamental de la decoración. Por supuesto, tras su inauguración este proyecto levantó pasiones, con entusiastas que resaltaban su innovación y detractores que veían en él un reflejo de las moles sin sentido de la Unión Soviética de los años 60.