Muchos clásicos del diseño alcanzan ese estatus cuando su presencia es tan habitual que casi olvidamos la pequeña revolución que supuso su lanzamiento. Es lo que ocurre con la silla Shell, ideada por Charles y Ray Eames en 1950. Hoy en día, son innumerables los vestíbulos, cafeterías o salas de estar que lucen este modelo.
Su historia comienza diez años antes, con la experimentación de la joven pareja norteamericana en técnicas para el moldeo de madera contrachapada. El objetivo era lograr una carcasa de asiento de una sola pieza que se adaptase al contorno del cuerpo humano.
Aunque sus pruebas no les dieron el resultado esperado, sirvieron para crear objetos interesantes, como camillas o férulas para el tratamiento de los heridos en la Segunda Guerra Mundial.
Una vez acabado el conflicto, retomaron la idea de una silla para producir en masa. Sin embargo, la madera solo les permitía obtener modelos con asiento y respaldo separados, como la robusta y atractiva Eames Plywood (1946), a base de varios paneles de contrachapado.
Tras varios prototipos más, incluido uno en metal estampado, cambiaron de rumbo y sustituyeron la madera por plástico (en concreto, resina de poliéster) reforzado con fibra de vidrio. Este material era muy resistente y sí podía ser moldeado para darle formas orgánicas. Además, tenía una textura suave al tacto. Había nacido Shell, la primera silla de plástico fabricada en serie.
Lejos de ir olvidándose con el tiempo, este icono del diseño de mobiliario se ha rejuvenecido sucesivamente mediante la incorporación de distintos colores y opciones de tapizado, siendo un modelo muy personalizable. Los propios Eames idearon diversas bases que permiten diferentes posiciones del asiento, más o menos reclinado, según las preferencias del usuario.
En la actualidad, los encargados de su producción son el fabricante estadounidense Herman Miller y la firma suiza Vitra, moldeándolas en polipropileno 100 % reciclable.
El ámbito de uso de la silla Shell es prácticamente infinito, desde comedores y jardines hasta oficinas o salas de conferencias. Cómoda y estilosa, resume a la perfección la máxima de sus diseñadores: «el mejor producto, para la mayoría de las personas, por el menor precio posible».
Imágenes vía Vitra y BATAVIA