Si tras bucear por las profundidades marinas de un bosque de coníferas salimos a la superficie y nos tumbamos despreocupadamente sobre una nube al tiempo que contemplamos casas y barcos que levitan, no cabe duda de que estamos soñando… o bien disfrutando de unas cuantas fotografías de Charlie Davoli.
Este artista italiano, nacido en Singapur por azares del destino, solo necesita su iPhone para componer cientos de mundos oníricos en los que cualquier cosa es posible. Lo que más le gusta es jugar con las paradojas y combinar entornos reales con ráfagas surrealistas.
Curioso por naturaleza, va tomando instantáneas de cualquier cosa que le llame la atención mientras pasea. Así es como ha ido acumulando un inmenso archivo de fotos de todo tipo. Es en casa cuando empieza el proceso de transformación de la realidad con ayuda de aplicaciones de edición como PsTouch, iDesign, MatterApp, Superimpose o Mextures.
Edificios que equivocan su orientación natural, perspectivas imposibles, objetos fuera de contexto, emparejamientos sorprendentes; todo vale para sugerir emociones en el espectador. Hasta tatuajes que cobran vida y escapan sin prisa de su cárcel de piel (Alphonse Mucha estaría encantado con este golpe de efecto). Y en muchas ocasiones, por encima de este marco sumergido en los sueños, brota la figura humana, unas veces entregada al disfrute del nuevo mundo y otras sobrepasada por estas realidades paralelas tan disparatadas.
Son muchos los elementos que nutren la coctelera creativa de Davoli, desde las imágenes metafísicas de su compatriota Giorgio de Chirico hasta la geometría de la Bauhaus o la cultura pop de Andy Warhol y Roy Lichtenstein, pasando por las portadas de los discos de Supertramp o de Pink Floyd. Y todo ello aderezado con su buena dosis de ciencia ficción.
Una vez conseguida la magia, solo queda subir el trabajo a su cuenta de Instagram (a la que él denomina su «parque de atracciones») para que todos puedan divertirse con el resultado. A juzgar por sus más de 60.000 seguidores, hay buenos motivos para continuar con estas obras ajenas a todas las leyes de la física.