Hoy viajamos hasta la pequeña isla sueca de Viggsö, situada en el archipiélago de Estocolmo, un paraje natural de acantilados de piedra donde abundan los líquenes, los pinos combados por el viento y la maleza.
Este fue el escenario elegido por una familia de cinco miembros como retiro en plena naturaleza. Partiendo de un presupuesto mínimo, los responsables del estudio Arrhov Frick Arkitektkontor aprovecharon el entorno dividiendo la vivienda en tres partes iguales en cuanto a su desarrollo en planta.
El volumen de entrada, ubicado en la parte posterior, alberga el baño, la cocina y el dormitorio principal. Aquí se eleva una segunda planta abuhardillada con espacio para los niños y los invitados.
Siguiendo hacia el mar nos encontramos con una hermosa sala de estar a doble altura donde la profusión de acristalamientos ofrece una sensacional vista panorámica en tres direcciones. El último tramo lo ocupa una terraza abierta, protegida por un techo translúcido de policarbonato, ideal para disfrutar del espectáculo del horizonte marino los días de buen tiempo.
En total, la suma de cada una de esas partes equivale a unos 80 metros cuadrados, que descansan sobre esbeltos postes de madera. Esta elevación de toda la cabaña por encima del terreno minimiza su impacto en el medio natural, al tiempo que le permite ganar altura para abrirse paso entre las copas de los árboles cercanos. Además, es una opción muy ventajosa desde el punto de vista logístico al trabajar en una superficie tan accidentada. De hecho, dado lo rocoso del solar y sus inmediaciones, los materiales tuvieron que ir transportándose de manera individual para ser luego montados en la isla.
La construcción se llevó a cabo con técnicas sencillas de carpintería (empleo de tablones, métodos simples de ensamblaje de las vigas, disposición interior, distribución del peso), cuyo resultado armoniza bastante bien con la vegetación circundante.
Llamada Viggsö en honor a la isla, la casa elude todo aire recargado o artificial para centrarse en un aprovechamiento integral de los materiales y la ubicación. Los arquitectos Johan Arrhov y Henrik Frick logran así una conexión óptima con los acantilados y el bosque que la rodea.