Gerco de Ruijter (Vianen, 1961) es un artista plástico holandés que practica la fotografía de paisajes con un enfoque nada habitual. Con una marcada orientación hacia la parte experimental e imaginativa, fue ya a finales de la década de los 80 cuando empezó a suspender sus cámaras de globos, cometas e incluso ¡cañas de pescar!
Esta audacia técnica le permite hacer tomas aéreas a una altura considerable (habitualmente entre 10 y 50 metros) sin necesidad de usar tecnología moderna como los drones. Pero lo más interesante es que se esfuerza en dar un tono abstracto a cada imagen, creando algo así como híbridos entre la ordenación geométrica y la naturaleza evidente.
Sus perspectivas aéreas nunca contienen la línea del horizonte. Este simple detalle provoca que nuestra percepción quede alterada por la ausencia de una referencia clara. El tamaño y las proporciones se trastocan sin remedio. Intuimos grandes zonas arboladas, campos agrícolas o caminos, pero bien podría tratarse de estructuras microscópicas muy ampliadas o de la trama de una alfombra, por nombrar solo dos posibles ejemplos.
Si es nuestra primera aproximación a de Ruijter, también podrían parecernos cuadros abstractos, en especial las series realizadas sobrevolando viveros, donde los diferentes colores y la ordenación milimétrica de cada especie aportan un cromatismo peculiar.
Para este fotógrafo afincado en Róterdam, el paisaje es un formato, un rectángulo horizontal lleno de sugerencias para el espectador. Rico en texturas, rompe con cualquier idea preconcebida y, lo que es más importante, invita a imaginar y a ir más allá de las convenciones o del concepto tradicional de naturaleza.
Otra de sus vertientes creativas es la elaboración de pequeños documentales a partir del material obtenido con sus cámaras voladoras. Con una suave música de fondo, nos invita a sentir el paisaje como si fuéramos parte de él, a través de un viaje infinito por los recovecos de cada árbol, de cada hoja, mediante unos planos realmente sugestivos.