Carl Kleiner es un curioso fotógrafo conceptual afincado en Estocolmo. En 2010 se hizo muy popular por las ilustraciones del libro de repostería «Hembakat är Bäst» (Hecho en casa es mejor), publicado por Ikea. En lugar de enumerar uno a uno los ingredientes de cada receta, la multinacional sueca prefirió presentarlos juntos en una fotografía. Las cantidades justas de cada componente aparecían así dispuestas de forma minimalista en un sinfín de formas geométricas con presentaciones muy atractivas y fondos coloridos.
Hoy en día, se le considera uno de los artistas más creativos dentro de su campo, con una capacidad gráfica y experimental fuera de lo común. Además de su gran talento e imaginación, la búsqueda de la perfección es otra de sus señas de identidad.
Su versatilidad es tan enorme que combina trabajos fotográficos para grandes marcas de la moda o el automóvil con encargos más desenfadados, como su divertida serie de esculturas realizadas con hortalizas y frutas para la agencia de publicidad JoeFish en 2012.
Siguiendo con este tipo de materia prima, una de sus últimas incursiones en el mundo vegetal lleva por título «Postures». En esta ocasión, la inspiración viene de la mano de tulipanes recién cortados y dispuestos sobre unos finos soportes metálicos. Kleiner se ha dedicado a tomar instantáneas de su evolución para después montar con ellas un vídeo en el que parecen moverse e interactuar.
Al aplicar la técnica del «stop-motion», las flores aparentan estar vivas y tener libertad de movimientos. Sin embargo, a diferencia del «stop-motion» clásico, donde es el fotógrafo el que manipula el objeto y lo va desplazando ligeramente entre cada fotograma, aquí son los propios tulipanes los que hacen el trabajo.
A medida que se van secando, el peso se reduce y las fibras se destensan, lo que da lugar a falsas coreografías, tan sutiles como melancólicas. Además, el efecto de la gravedad también colabora en estas danzas.
El vídeo del fotógrafo sueco se inspira en el arte floral del Ikebana (flor fresca), toda una institución en Japón. Su estética y delicadeza, unidas a lo efímero del momento, bien podrían representar una metáfora de la fugacidad de la vida, así que carpe diem…