En España, cada vez son más frecuentes las colaboraciones entre marcas comerciales y artistas. Un buen ejemplo reciente es la obra «Para. Mira. Toca» del madrileño Álvaro Catalán de Ocón.
En este trabajo para la compañía granadina Cervezas Alhambra, las principales referencias son las botellas de vidrio que utiliza la empresa y las cerámicas vidriadas del monumento del que tomó su nombre en 1925. Los dos elementos se basan geométricamente en una forma circular, así que esta fue la inspiración principal para crear un nuevo material.
El fabricante cree firmemente que la vida solo se disfruta en plenitud si dedicamos tiempo a experimentar lo que nos rodea con los cinco sentidos. Así pues, nos invita a detenernos, mirar más allá y «tocar» (probar, escuchar, sentir). ¿Y qué mejor manera de hacer todo esto que a través de una instalación artística?
Catalán de Ocón plasmó esa filosofía de vida en las 12 letras que componen el eslogan de la marca. Unas letras de gran formato elaboradas con un terrazo especial que recuerda al terrazzo veneciano, donde se incorporaban fragmentos de mármol en el cemento, o incluso al terrazzo florentino, que incluía piedras compactas. Sin embargo, en este caso las botellas de vidrio se mantuvieron intactas al añadirlas a la mezcla de cemento, pigmentos, grava de mármol de Carrara y resina.
Los colores se tomaron prestados de los maravillosos azulejos que adornan las paredes de la Alhambra. El resultado es una tipografía divertida, que funciona tanto en perspectivas bidimensionales como tridimensionales, una combinación alegre con distintas texturas que invitan a tocar y a hacerse preguntas sobre el proceso de creación. El cemento poroso convive con el brillo pulido del vidrio en una composición de tonos que genera curiosidad.
Además, vistas desde la mayor parte de ángulos, las letras parecen haber sido colocadas al azar, sin un sentido determinado. Sin embargo, sí hay tres lugares específicos desde los que todo cobra sentido, marcados por tres tótems realizados en el mismo material. Allí, una mirilla en forma de cuello de botella desvela el secreto al espectador.
Como curiosidad final, para plasmar las 3 palabras de esta campaña publicitaria se emplearon 900 kg de cemento y 600 botellas de vidrio.