Construida en 1973 por iniciativa de la Fundación Bradesco en Formoso do Araguaia, en el centro de Brasil, los edificios de la Fazenda Canuanã acogen una escuela rural en régimen de internado. En un entorno maravilloso de más de 2.500 hectáreas en plena sabana tropical y que admite a alumnos a partir de los siete años, se invitó a los estudios brasileños Rosenbaum y Aleph Zero a proyectar dos nuevas residencias para 540 alumnos. El resultado es la espectacular «Ciudad de los niños».
El nuevo complejo se divide en dos construcciones idénticas, una para niños y otra para niñas. Esta separación ya estaba presente en la anterior escuela, así que se mantuvo. Ahora, sin embargo, en lugar de contar las casas con grandes espacios de dormitorio, se diseñaron 45 unidades con capacidad para 6 estudiantes cada una. Se mejora así la calidad de vida y el rendimiento académico. Junto a estos dormitorios, los estudiantes disponen de diferentes zonas públicas de esparcimiento, como sala de televisión, balcones, espacio de lectura o hamacas.
El edificio cuenta con tres grandes patios con jardines, y los dormitorios del campus se distribuyen a su alrededor. No cuesta distinguirlos, pues cada uno presenta un patrón único en los paneles de sus puertas.
Se primó el uso de materiales y técnicas locales –por lo que abunda la madera–, así como el diálogo con los niños, que expresaron sus deseos y necesidades respecto a la escuela. De este modo, se estimuló en ellos un fuerte sentido de pertenencia al lugar.
Evidentemente, también se tuvo en cuenta el clima tropical de la zona, con una temperatura que en verano ronda los 40 ºC. Un grandioso techo garantiza la sombra, mientras que las habitaciones se ventilan gracias a la inclusión de ladrillos perforados, realizados a mano in situ. Así mismo, se usaron bloques de tierra para aprovechar sus propiedades térmicas y estéticas.
Hay que destacar igualmente un conjunto de escaleras escultóricas en madera unidas al nivel superior de balcones y pasillos, que ofrecen una panorámica de los patios y de todo el complejo.
Esta particular escuela fue elegida en 2018 el Mejor edificio de arquitectura educativa del mundo. No es de extrañar que la tasa de abandono de los estudios apenas llegue aquí al 2 % anual, frente a la media brasileña del 11 %.