Hablar de Chris Wood es introducirnos en un mundo mágico de luz, cristales de colores y simetrías. La artista británica utiliza el denominado vidrio dicroico para sorprender con sus instalaciones escultóricas. Este material produce efectos de color iridiscentes y crea una sensación de profundidad muy valorada por diseñadores y arquitectos. A base de capas con diversos recubrimientos de óxidos metálicos, los tonos cambian según el ángulo de visión y las condiciones de la luz.
Una de las habilidades de Chris Wood es la confección casi escultórica de paneles murales de diversos tamaños y formas para la decoración interior. La marcada simetría de los motivos y los vivos juegos de colores los hacen muy vanguardistas, al estilo de artistas cromáticos como Stephen Knapp.
Sin embargo, sus obras alcanzan una espectacularidad aún mayor si cabe en los numerosos encargos de empresas e instituciones. De entre estos últimos, destacaremos cuatro de los más audaces.
En «Opplyse I & II» (2018), encargada para la Lade School por el ayuntamiento noruego de Trondheim, utilizó dos instalaciones interrelacionadas basadas en el código binario, un guiño a la palabra local «opplyse», que significa iluminar. Las formas suspendidas junto a los ventanales llenan de tonalidades frescas el interior.
Ese festival de colores es aún más insólito en el Allia Business Center (Cambridge, Reino Unido, 2015), donde se colocaron cristales dicroicos a modo de peldaños en la fachada del edificio. «A step up», esa escala sin propósito aparente es un punto de atención inmediato y llena de desenfado una construcción algo anodina.
Pero no todos los trabajos industriales de la artista británica son para singularizar edificios. En 2016 recibió el encargo de la marca de moda italiana Fendi para diseñar los paneles que decorarían sus tiendas por todo el mundo (Londres, París, Milán o Nueva York, entre otras). La muestra, denominada «Hues of Light» resultó una explosión de colorido cuyos componentes vestían por sí solos los escaparates.
Por último, en el denominado «Chroma», montado en el establecimiento Premier Inn de Orchard Park (Cambridgeshire), los vidrios dicroicos se colocaron perpendiculares entre sí. Esto genera una fachada cambiante, casi viva, donde los haces de luz se cruzan y el cromatismo se exacerba según van incidiendo en ella los rayos del sol a lo largo del día. E iluminados de noche parecen ya un auténtico cuadro abstracto en tres dimensiones.
Y como Wood es una creadora inquieta, no podemos pasar por alto sus delicadas instalaciones. En «Light Rain» –un universo intimista árabe–, las fuentes de luz y color de los dibujos son las propias botellas suspendidas.
Como queda comprobado, la imaginación de la artista convierte cualquier material en un auténtico espectáculo: basta ver el efecto que logró con unas humildes copas y una iluminación cenital giratoria: una vajilla danzante llena de matices.
Imágenes vía Chris Wood Light