El Festival de las flores OCT Phoenix de la ciudad china de Shenzhen contó el pasado mes de mayo con una atracción fuera de lo común: ¡una montaña hecha de aire! Los sorprendidos visitantes –grandes y pequeños– pudieron disfrutar de la instalación «Air Mountain», obra del estudio local Aether Architects, una enorme estructura hinchable que ocupaba un área de 520 m2.
Se trataba de un sistema con diferentes cúpulas de plástico translúcido interconectadas que cumplieron una doble misión. Por un lado, la mayor semiesfera sirvió como espacio lúdico para conciertos, obras teatrales, foros y diversos talleres, mientras que todo el exterior se reservó para el ocio. Los visitantes podían por tanto escalar, rebotar e incluso tumbarse a lo largo de toda la superficie.
La obra mezclaba un relieve acanalado, para facilitar el acceso o el tránsito de las personas, con varias burbujas de diferentes tamaños y texturas. Evidentemente, el hinchable incorporaba múltiples agujeros en las zonas interiores para permitir la respiración del público y del césped sobre el que se asentaba.
Huang Zelin, líder de Aether y responsable de este proyecto, quería materializar en esta insólita creación espacial la conexión entre una arquitectura no aislada de la naturaleza y el ser humano.
Se basa en dos conceptos, lo que él define como la «geometría microecológica» y las «relaciones y fenómenos multidimensionales». El primero trata de ajustar la forma arquitectónica a las demandas ambientales y los requisitos de cada evento; en este caso, una geometría de burbuja con flujo continuo de aire.
En cuanto al segundo, está relacionado con una fusión entre la propia obra y su entorno, adaptándola según las necesidades puntuales. Esto posibilita el desarrollo de diferentes actividades en un espacio fabricado por el hombre, pero siendo siempre respetuosos con el medio natural.
Así pues, no se trata solo de construir un simple armazón con las funciones para las que se concibió, sino de imaginar algo mucho más maleable. Se cambia de este modo el concepto de edificio estático por el de algo más dinámico y vivo.
Teorías aparte, lo cierto es que el pabellón «Air Mountain» proporcionó muchísimas horas de diversión a sus afortunados visitantes.