Ubicado junto a las espectaculares formaciones kársticas del río Li, el Hotel Alila Yangshuo revitaliza un antiguo complejo azucarero de la década de los años 60. Las viejas instalaciones se conservaron como testigos del pasado industrial y ocupan el centro del nuevo entramado hotelero. El estudio pekinés Vector Architects añadió una plaza y un estanque, preservando también la enorme armadura utilizada para cargar la caña de azúcar y que hoy renace como solárium.
A través de un diálogo continuo entre lo nuevo y lo viejo, se busca una integración perfecta de los volúmenes adicionales. En lugar de replicar la arquitectura de la parte industrial y sus muros de mampostería, se apostó por estructuras sencillas de hormigón con fachadas de celosía que no interrumpieran las vistas panorámicas.
Al mantener el perfil de los nuevos edificios lo más simple posible, se potencia la fuerza expresiva del patrimonio industrial. De hecho, se mantuvo la misma inclinación de los tejados para crear un todo coherente.
El proyecto incluye un gran jardín para que los huéspedes disfruten del paisaje al aire libre. Así, el hotel dispone de dos sistemas de circulación paralelos: uno más funcional, como acceso de servicio, y otro más contemplativo, con una pasarela suspendida que conecta tres terrazas cubiertas a modo de cuevas. Se habilitan espacios abiertos, con mucha luz, junto a otros más oscuros con el objetivo de que el visitante experimente distintas sensaciones y condiciones de iluminación. Y todo ello en continuo intercambio visual con una naturaleza desbordante.
Las crestas y cañones que salpican el valle del río Li en su camino hacia el sur contrastan con la marcada horizontalidad del programa. Se establece así un equilibrio de formas entre el entorno exuberante y los espacios construidos. El hotel enmarca las mejores vistas al horizonte montañoso en sus diferentes niveles, bien mediante sencillas aberturas en las paredes o a través de balcones panorámicos.
Y la vegetación circundante también se incluye dentro del hotel gracias a pequeños jardines conectados entre sí por canalizaciones de agua. Un conjunto que discurre en armonía combinando piedra, hormigón, madera y bambú.