Nos hemos fijado en esta bellísima intervención en el medio rural. En plena naturaleza de Castilla, en la provincia de Segovia, se implanta esta vivienda que destaca por su ascetismo geométrico, su sencillez material y pureza de líneas. Diseñada por el estudio de arquitectura CH + QS arquitectos, la Casa B, finalizada en 2012, se caracteriza por su diseño humanizado e integrado en el lugar.
El prado, en el pueblo de Berrocal, fue adquirido hace más de 15 años por sus promotores y, tras 12 años contemplando un paisaje en el que el color amarillo era predominante, decidieron construir una casa que alterase lo menos posible el entorno y habitarlo. El color amarillo fue decisivo en el proceso de proyecto tal y como describen sus arquitectos: «se trata de un paisaje humanizado de prados, vallas de piedra, fresnos y arroyos, un paisaje de pequeña escala, mínimo, casi doméstico, y donde absolutamente todo sucede en amarillo».
La casa se conforma a modo de refugio, como un marco o mirador, un umbral habitado con dos miradas, hacia las que se extiende con terrazas que no tocan el terreno. Al oeste, una mirada cercana de rocas, musgos, zarzas y fresnos centenarios; al este, el amanecer lejano sobre la sierra amarillenta. Esa doble mirada y el cuerpo longitudinal en que se ubica el programa definen la casa.
Los 150m2 en dos niveles se reparten en varios espacios abiertos y conectados entre sí. Dos grandes cristaleras fusionan el interior con el paisaje, difuminando los límites entre interior y exterior.
Existe una inteligente y cuidada distribución de los espacios, con un claro contraste entre llenos (espacios de servicio, almacenaje, zonas húmedas) y vacíos, espacios vivideros que parecen fluir hacia el paisaje exterior. Esta sensación se subraya gracias a la escrupulosa pureza geométrica de la organización interior, y su aspecto de tintes minimalistas.
Los espacios son mínimos, en tamaño y en concepto, y cuentan con lo necesario y poco más, enfatizando la sensación espacial y la contemplación.
El uso de madera para los acabados interiores, tanto en suelos, paramentos verticales y techos aporta calidez al habitar, y armonía con el paisaje.