Miguel Milá, fallecido el pasado 12 de agosto, será siempre una figura esencial en la historia del diseño español. Un maestro del diseño industrial que supo acompañar la vida con objetos que, en sus propias palabras, «resolvían problemas cotidianos de una forma estética y duradera».
Fallecido a los 92 años, fue un ejemplo de simbiósis entre funcionalidad y belleza silenciosa. Un legado que ha dejado una huella imborrable en la cultura del diseño.
Un sentido práctico del diseño
Nacido en Barcelona en 1931, Milá comenzó su carrera en los años 50. La escasez de materiales y recursos no fueron obstáculo, sino más bien un catalizador para su creatividad. La escasez, como él mismo reconoció, lo empujó a desarrollar «un sentido práctico, una habilidad para hacer mucho con poco». Este enfoque lo llevó a crear piezas icónicas como la lámpara TMC y la lámpara Cesta, que hoy son clásicos del diseño.
Milá siempre estuvo en sintonía con las necesidades del usuario. Sus diseños no pretendían ser extravagantes ni llamar una atención innecesaria. Al contrario, aspiraba a crear elementos útiles, a «acompañar sin molestar». Esta filosofía se refleja en su capacidad para crear objetos atemporales que trascienden modas pasajeras, piezas que siguen siendo relevantes y funcionales décadas después de haber sido concebidas.
“La moda es lo que pasa de moda. Te quita personalidad, es un error pensar que te la da.” Miguel Milá.
Iconos del diseño
Un ejemplo es la lámpara TMC, diseñada en 1961. La TMC encarna la esencia del diseño de Milá: simplicidad, funcionalidad y elegancia. En palabras de su creador, la TMC fue «una respuesta a la necesidad de una luz adaptable, algo que se pudiera mover y ajustar fácilmente». Y es precisamente esa capacidad de adaptarse a las necesidades cambiantes del usuario lo que la ha convertido en un clásico indiscutible.
Fotografía de Guillermo Santos en el Proyecto AS de ÁBATON.
“Una lámpara debe alumbrar y no deslumbrar” Miguel Milá.
Un acercamiento humano
A lo largo de su carrera, Milá recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Diseño en 1987 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2016. A pesar de sus logros, siempre mantuvo una actitud humilde y cercana que convierte sus diseños en una experiencia humana, alejada de lo superficial. «El diseño es como la música: si la oyes y te gusta, te llega, no hace falta explicarla». Sus creaciones son una búsqueda de la conexión con las personas de manera intuitiva y directa.
Fotografía de Derek Pedros en el proyecto Villa de Gata de ÁBATON.
Miguel Milá no solo diseñó materialmente, sino que moldeó una manera de entender el diseño en España. Su enfoque pragmático, su búsqueda constante de la simplicidad y su compromiso con la funcionalidad lo convierten en una figura indispensable para comprender la evolución del diseño industrial en nuestro país. En sus manos, el diseño se convirtió en una herramienta para mejorar la vida cotidiana, una manera de resolver problemas con una atención cuidadosa a la estética, inherente a la sensibilidad humana.
Fotografía de Belén Imaz en el Proyecto V-E de ÁBATON.
Milá nos deja un legado que va más allá de sus creaciones; una lección sobre cómo el diseño puede y debe estar al servicio de las personas, acompañándonos, sin imponerse, en nuestro día a día.
“Los objetos que complican no me interesan. El diseño debe ayudar.” Miguel Milá.
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