Anish Kapoor, escultor británico de origen indio (Bombay, 1954), es una de las grandes referencias del panorama artístico actual. Formado en la Chelsea School of Arts and Design y en el Hornsey College of Art de Londres, sus primeras obras –por ejemplo, la serie «1000 Names»– ya mostraban el carácter que le llevó a convertirse en una de las principales figuras de la llamada nueva escultura británica, junto a artistas como Toni Cragg y Richard Deacon.
En esta época experimenta con los llamativos pigmentos de su tierra natal y con materiales naturales (piedra caliza, granito, mármol…) para crear esculturas abstractas, que muestra en París en 1980 en su primera exposición individual. Este es el punto de partida de una carrera meteórica que le lleva, por ejemplo, cuatro años más tarde a lograr vender todas sus obras en su primera muestra en Nueva York antes incluso de la inauguración.
Algunos hitos de este periodo son «At the Hub of Things (En el centro de las cosas)», clave en su transición hacia los denominados «vacíos», con ese azul intenso tan característico, o el aclamado bloque de arenisca «Adam (Adán)», donde aúna sus investigaciones sobre la forma, el espacio y el uso del color.
Buscando siempre nuevos modos de expresión, en los 90 opta por dar a sus esculturas un aire arquitectónico, como en su «Descent into Limbo (Descenso al limbo)», que requirió la construcción de un edificio específico para albergarla. En otras ocasiones son las propias esculturas las que alcanzan dimensiones considerables. Es el caso de «Turning the World Upside Down (Poniendo el mundo boca abajo)», una de sus primeras obras de espejo en acero inoxidable.
Es en esa época cuando decide apostar ya claramente por la enormidad, materializada en obras como «Marsyas», de 2002, con unas dimensiones tan descomunales (150 metros de longitud y la altura de un edificio de diez plantas) que obligan al espectador a ir caminando a su alrededor para conseguir verla en su totalidad.
Son justamente esas formas que entremezclan percepciones físicas y psicológicas en nuestra mente las que caracterizan hoy a Kapoor, que sigue sorprendiendo con guiños increíbles, como la «Cloud Gate» de Chicago o la torre-mirador «ArcelorMittal Orbit» de Londres.
Imágenes gentileza Anish Kapoor.