Los proyectos residenciales en el campo admiten múltiples diseños, inspirados bien por la naturaleza circundante o bien por el uso específico de cada vivienda. En el ejemplo que presentamos hoy, la orografía y los recuerdos de infancia juegan un papel esencial.
La casa se sitúa en un terreno escarpado a las afueras del pequeño pueblo portugués de Montaria, en el municipio de Viana do Castelo. La excelente panorámica sobre las montañas de la Serra d´Arga y el sabor a aldea del entorno fueron claves para el trabajo del estudio de arquitectura luso-brasileño Carvalho Araújo.
El cliente deseaba una vivienda compacta, pequeña, con poco mobiliario pero con una piscina. Vista la gran pendiente del terreno y la superficie limitada, la inspiración final llegó de la mano de los antiguos depósitos de agua que todos recordamos en los pueblos de hace décadas. Esas imágenes de granjas y aldeas presididas por enormes tanques que abastecían de agua a casas, abrevaderos, huertos y lavaderos marcaron la pauta a seguir.
El agua como punto de reunión de la comunidad adquirió así un papel protagonista en el diseño, materializado aquí en forma de piscina sobreelevada, desde la que contemplar el paisaje sin interrupciones. Y bajo este volumen protector se situó la vivienda, compuesta de cocina, sala de estar, dormitorio y baño.
A pesar de ocupar el nivel inferior, un amplio patio asegura una buena iluminación natural de las habitaciones y les proporciona ventilación. Además, la ausencia de paredes interiores aporta una sensación de amplitud muy agradable, dado el limitado espacio del que se disponía para construir.
La marcada inclinación de la pendiente se usó también a favor del proyecto, pues una parte de la casa -la más cercana al dormitorio- está incluida en la ladera. A su vez, el suelo en color gris pálido, los espejos y unos grandes ventanales ayudan a hacer más ligero el espacio.
En cuanto al aspecto exterior, la llegada por el camino de acceso nos ofrece la rotundidad visual de la fachada de hormigón. El volumen y las aristas pronunciadas recuerdan de inmediato a los depósitos en que se inspira. Más aún si llegamos a atisbar la línea de agua de la estrecha piscina. En suma, un refugio sólido pegado a la tierra en el que evocar nuestras vivencias.
Fotografía ©Hugo Carvalho Araújo
Visitar otro proyecto de Carvalho Araújo publicado en Despierta&Mira