En China, todo adquiere proporciones asombrosas para la mirada de un occidental. A través de su serie Tótems, el fotógrafo parisino Alain Delorme (1979) ha magnificado una de estas escenas titánicas de la vida cotidiana: las cargas inverosímiles que los porteadores en bicicleta transportan a cualquier hora por las calles de Shanghái.
Cada día miles de personas llenan sus vehículos de dos ruedas con todo tipo de productos y artilugios para ganarse el pan. Todos tienen una impresionante habilidad para formar pilas imposibles, algo parecido a una escultura moderna. Incluso adaptan sus bicicletas a fin de poder acarrear el mayor número de fardos en un solo viaje.
Esta frenética actividad llamó enseguida la atención de Delorme durante sus dos residencias artísticas en la megalópolis china entre 2009 y 2011. Como sincero homenaje a estos mensajeros sin nombre de Shanghái, Tótems retrata las pilas inmensas de botellas, cajas, neumáticos, muebles e incluso arreglos florales. Pero poniendo su toque personal.
Usando Photoshop, aumentó la cantidad de mercancía para dar la impresión de que la carga engulliría al porteador en cualquier momento. También exageró los colores, mezcló imágenes y añadió personajes o elementos arquitectónicos de la ciudad para conseguir una nueva composición equilibrada, aunque sospechosa. Un guiño al espectador para que se plantee si lo que observa es real o es un montaje.
La propia labor de Alain Delorme fue un auténtico trabajo de chinos. «Pasé seis horas al día recorriendo Shanghái en bicicleta durante seis semanas, y luego empleé un año para crear la serie». En total, tomó más de 6.000 fotos, que se transformaron al final en tan solo 18 imágenes, pero ¡qué imágenes!
Cada estampa muestra el telón de fondo del desarrollo agigantado de esta urbe asiática junto con parte de sus humildes artífices en primer plano, esforzados y pequeños. Una representación de «cómo nuestra obsesión por el consumo de los productos “made in China” que acarrean genera una especie de esclavitud».
Una metáfora del «sueño chino», esperanzador y precario, como el equilibrio de sus mercancías, para unos jinetes desplazados del campo. Tótems contemporáneos que la mirada del fotógrafo francés transforma en poéticas gotas de ironía y humor.
