Edoardo Tresoldi, el artista de la materia ausente, presentó el pasado mes de septiembre su última obra monumental: Simbiosi. Esta instalación permanente se suma a la colección del parque italiano de esculturas Arte Sella.
Situado en el valle de Trentino, este auténtico museo al aire libre lleva más de treinta años combinando la naturaleza con el arte gracias a numerosas intervenciones de reconocidos artistas y arquitectos.
La trayectoria profesional de Tresoldi está marcada por la captura del espacio a través de un elemento tan liviano como la malla metálica. Sus dos grandes vías de experimentación son la figura humana –y su interacción con el medio– y los montajes arquitectónicos.
Es en esa última categoría donde encaja Simbiosi. No obstante, representa un punto de inflexión en su crecimiento como artista. Hasta ahora, cada uno de los componentes arquitectónicos era «esculpido» con finas redes de alambre. Sin embargo, esta obra se nutre también de volúmenes más rotundos, conformados a partir de piedras locales.
Así pues, las columnas o los muros adquieren una materialidad de la que carecían sus trabajos anteriores. Pero aún así, ha querido dar a la obra un aspecto inacabado, como si se tratase de una ruina contemporánea. Las paredes manifiestan su corporeidad en la base, aunque vuelven a ser frágiles conforme ascienden. Queda, de este modo, mucha dimensión etérea por cubrir, el metal delimita la trama con trazos de arquitecto, pero la vegetación y la luz traspasan esa barrera para dominar parte de la escena.
Con cinco metros de altura, Simbiosi se abre totalmente hacia el cielo. Es un lugar donde apreciar el arte, los árboles y la paz, en el que saborear la grandeza del ser humano cuando conspira con la naturaleza.
Y es que esta ruina no convencional no es fruto del deterioro ni del abandono, sino de un proceso creativo que ha dejado interconexiones entre ambos mundos, ventanas por las que se cuela la vida a través de la materia inerte. Una estética plena de significado y de interpretaciones, con arquetipos clásicos cincelados suavemente que acabarán siendo conquistados por el paisaje. Un regreso a la materia esencial. Casi poesía.
Imágenes vía Roberto Conte, Edoardo Tresoldi.