Los bretones Ronan y Erwan Bouroullec llevan trabajando juntos desde 1999. A lo largo de todo ese tiempo han realizado multitud de diseños, desde pequeños objetos cotidianos como vajillas y jarrones hasta muebles o proyectos de construcción. Con clientes de la talla de Vitra, Kvadrat o Alessi, su estilo no ha dejado de evolucionar.
Hoy nos centraremos en su visión arquitectónica, concretamente en su pabellón modulable Kiosque de 2015. Se trata de un encargo del grupo inmobiliario francés Emerige, que deseaba un nuevo concepto de punto de venta para sus viviendas del barrio parisino de Batignolles.
Los hermanos Bouroullec idearon dos pabellones gemelos –en vidrio y acero– que se instalaron en el Jardín de las Tullerías como parte de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de la capital (FIAC). Fabricados en los Ateliers de la Machine de Nantes, fueron concebidos como un sistema modular, capaz de ser transportado fácilmente dentro de un camión y que además se puede ensamblar en solo tres horas.
En esencia, consta de una unidad rectangular formada por dos cuerpos independientes de 12 metros de largo a los que se añade una sola cubierta. Una vez desplegada la estructura, genera una amplia zona de terraza. Varias lámparas colgantes iluminan de noche esta área exterior protegida del sol y la lluvia, aunque su gran particularidad reside justamente en el diseño del tejado en zigzag: al ser independiente de los módulos, cada sección de dos paneles puede plegarse y apilarse para hacer más sencillo el transporte.
En cuanto al espacio interior de estas llamativas cajas de acero esmaltado, la luminosidad queda garantizada mediante grandes ventanales de suelo a techo, tanto fijos como en forma de puertas centrales correderas. Así mismo, dispone de paneles metálicos ocultos que permiten encerrar por completo cada Kiosque.
Los paneles usados para la decoración interna son de MDF ignífugo con revestimiento de roble, y tanto el mobiliario exterior como el interior es obra de los Bouroullec, en concreto de sus colecciones para Vitra.
El tándem creativo francés empleó tres años en el desarrollo de este proyecto, desde los primeros bocetos hasta su producción definitiva. El trabajo incluyó un estudio artesanal con modelos a escala para pulir cada detalle.
Una vez terminada su misión como parte del área expositiva y comercial de la FIAC, ambos pabellones fueron donados a la ciudad de París para su uso en proyectos culturales y sociales.