PDM House es una villa minimalista de dos plantas ubicada en Palma de Mallorca. Su composición de bloques geométricos con fachadas en blanco y grandes acristalamientos recuerda a las casas frente al mar de la isla, pero sin embargo se encuentra en pleno casco urbano de la capital.
Al estar situada en una zona con mucho ajetreo, los actuales propietarios querían contar con un remanso de paz dentro de la vivienda. Un diseño interior que les alejara del bullicio de Palma, aunque sin perder la esencia mediterránea o, más bien, rindiéndole un homenaje. Para ello, se pusieron en manos del equipo creativo de Paradowski Studio, una firma polaca que tiene el arte, el diseño contemporáneo y la artesanía local como principales fuentes de inspiración.
Los amplios espacios interiores permitían gran variedad de diseños. En la planta baja, la cocina y el salón-comedor se completan con dos dormitorios con baño, mientras que el primer piso alberga el dormitorio principal, el de los niños y una habitación de invitados.
El tándem creativo formado por Zuza y Piotr Paradowski propuso finalmente un viaje en el tiempo con piezas de distintas épocas y una paleta de colores a base de blancos apagados, beige y tonos cálidos de gris. En cuanto a materiales, privilegiaron claramente la madera, el lino y la piedra caliza mallorquina, presente en la pared del salón que contiene la chimenea.
Las sillas modernistas de los años 20 conviven en armonía con un escritorio danés de mediados de siglo y varios diseños holandeses, italianos y españoles contemporáneos. En el área común, llama la atención el elegante sofá de la década de 1960 con patrón de tapicería de jacquard, así como la robusta mesa de comedor –obra de Henk Vos– con sus patas redondeadas y la madera veteada, que se completa mediante una selección de sillas con asientos de cuero o tejidos a mano.
También se incorporaron múltiples elementos vintage, como un par de lámparas de latón con pantallas de bambú y una consola del mismo material en uno de los dormitorios. Y tras varias incursiones en galerías de Palma, el equipo añadió piezas con sabor local: un cuadro de Jaume Roig o diversas piezas cerámicas de Joan Pere Català.
Si a la paz que logra el interiorismo le sumamos la terraza con piscina de agua salada y un jardín con árboles frutales y hierbas aromáticas, el objetivo de desconexión urbana está más que cumplido.