Desde su plataforma costera en la isla Orcas, la Casa Lone Madrone brinda unas vistas espectaculares del Pacífico y respeta al máximo el paisaje circundante. Situada cerca de la frontera del estado de Washington con Canadá y dentro del Monumento Nacional de las Islas San Juan, el estudio local Heliotrope Architects tuvo especial cuidado en respetar un entorno marino tan sensible al diseñar el proyecto.
En primer lugar, se analizaron las posibilidades de la parcela. Al estar ubicada en una costa rocosa azotada por el viento y orientada al sur, se empleó una geometría en forma de cuña con un único volumen de una sola planta. Esta solución imita la pendiente de la ladera y ocupa una depresión natural rodeada de grandes árboles, con lo que se minimiza el impacto visual del edificio.
La vivienda es un refugio de vacaciones para una familia de cuatro miembros, que pidió al estudio una fuerte conexión con la tierra y el agua. Así pues, los espacios habitables se abren totalmente en el lado norte (hacia el jardín y el bosque) y hacia el sur (el océano) mediante un sistema de puertas corredizas. Esta disposición permite cerrar la casa con paneles deslizantes de madera para protegerla de las tormentas invernales y también para brindar seguridad adicional cuando está deshabitada.
Así mismo, se privilegió el uso de materiales naturales de la zona, como el abeto de Douglas (suelos y molduras), el cedro rojo occidental (revestimiento externo y de paredes y techos) o el madroño del Pacífico –madrone en inglés– para elaborar los muebles.
En cuanto al impacto ambiental, se equipó la casa con un techo verde de plantas nativas resistentes a la sequía para contrarrestar la merma de vegetación a raíz de la construcción. De ese modo, también se minimizó la pérdida de hábitat de los insectos cercanos a la costa, una fuente de alimento para el salmón Chinook, en peligro de extinción.
Además, se instaló un sistema de drenaje de las aguas pluviales para replicar el flujo natural sin interrumpir que había antes de la intervención sobre estos suelos tan poco profundos.
Pensada hasta el último detalle, los generosos acristalamientos inundan de luz la Casa Lone Madrone, que cuenta con 3 dormitorios orientados hacia el bosque, 2 baños y una enorme zona diáfana para el salón-comedor y la cocina, esta última abierta en dirección al promontorio rocoso.