El estudio Okami Architecten radicado en Antwerp (Bélgica) y fundado por Bram Van Cauter y Hans Vanassche es el encargado de esta original propuesta de vivienda.
La normativa reguladora de la edificación en la zona requería una solución con cubiertas inclinadas, fachada de ladrillo de la zona y huecos de fachada y ventanas de unas medidas y ritmo concretos. Para evitar este encorsetamiento formal, los arquitectos decidieron proponer una “casa invisible”.
La idea fue la de enterrar una casa de ladrillo, vidrio y hormigón en la ladera en pendiente de una colina, mirando hacia el paisaje del valle del monte de en L’Enclus, en Bélgica.
La estrategia de ocultar la casa en el terreno convenció a la administración para no aplicar en este caso la normativa estética zonal, consiguiendo así el sueño del propietario de tener unas vistas infinitas sobre el valle.
Los espacios vivideros de la vivienda se ocultan así bajo una cubierta ajardinada que se confunde con la pradera circundante. El acceso se realiza desde el oeste, desde donde sólo la chimenea y unas sutiles barandillas delatan la vivienda que espera bajo este plano.
Dos escaleras de ladrillo descienden, simétricas, hacia las entradas laterales de las fachadas norte y sur.
Desde el resto de las orientaciones, la casa presenta rotundos alzados de ladrillo, de aspecto clásico, con una columnata que limita mediante amplios pórticos un porche que rodea toda la casa. Un privilegiado mirador y sala de estar en los que disfrutar de las vistas.
El interior de la casa se abre a este porche – mirador a través de grandes ventanales de suelo a techo, algunos fijos y otros con carpinterías correderas, maximizando el diálogo entre dentro y fuera.
La sensación de espacialidad y luz se multiplica gracias a la distribución a modo de loft del programa interior, con grandes espacios conectados entre sí (salón, estar y cocina) resueltos materialmente en madera, hormigón y acero, en torno a una serie de pilares estructurales y una estufa central.
Los tres dormitorios y el baño principal se ubican al fondo, en la zona enterrada, consiguiendo ventilación y luz natural a través de un patio acristalado interno.