Vivimos tiempos de consumo rápido. Todo cambia a un ritmo vertiginoso, en especial la tecnología. Raro es el día en que una nueva campaña de marketing no nos bombardea para que compremos el último móvil o el artilugio electrónico más cool. Y lo mismo pasa con la informática. Ese PC último modelo que hoy es ultrarrápido ya no será tan vanguardista ni resultará tan veloz para las aplicaciones que salgan al mercado dentro de unos meses.
Bien por culpa de la obsolescencia programada o de nuestra atracción natural por la novedad, lo cierto es que la vida de los ordenadores es cada vez más corta. Dándole vueltas a esta idea, el artista parisino Christophe Guinet -más conocido como Monsieur Plant– ha encontrado la manera de aprovechar toda esa quincalla que alimenta nuestros trasteros para burlarse del consumismo.
¿Y qué mejor que usar todo un icono como Apple para lanzar su mensaje? Con una imaginación desbordante, Mr Plant ha convertido los viejos Mac en jardines en miniatura. Esas plantas que atraviesan las pantallas con raíces que salen por la disquetera o esos cactus que toman los ratones al asalto nos recuerdan que existe vida más allá de los bits.
Según cuenta el propio Guinet, era una idea que le rondaba por la cabeza desde hacía tiempo. En el pasado trabajó como creativo en una agencia y se dio cuenta de que muchos de sus compañeros se pasaban el día frente a sus monitores como si no existiese el mundo exterior. Por lo tanto, el proyecto «Plant your Mac!» es un recordatorio de esa naturaleza que tenemos justo al lado, bella y fuerte, que puede arraigar en cualquier sitio. La tecnología puede quedarse obsoleta, pero la vida seguirá siempre su curso.
Para esta resurrección biológica, el creador francés emplea modelos clásicos de la marca, casi piezas de coleccionista -como el Macintosh Classic de 1990 o el Powerbook de 1991-, junto a propuestas más recientes del gigante estadounidense.
Bonsáis, helechos, plantas desérticas y hasta carnívoras lucen esplendorosas en su nuevo hábitat de plástico y metal. Con nombres tan divertidos como Macfire o Macactus, cada una de las composiciones fue elaborada con mimo durante varios días y siempre se eligió la especie más adecuada para la morfología del ordenador de destino, pensando incluso en el sistema de riego.
La fascinación de Guinet por las plantas viene de lejos, pues se crió entre el campo y la ciudad. Fue en la adolescencia cuando esta curiosidad se transformó en pasión, así que decidió utilizarlas como forma de expresión artística desde entonces para agitar conciencias. Sin duda, estas obras que parecen sacadas de Photoshop no dejarán a nadie indiferente…
Imágenes vía Monsieur Plant
