Hoy traemos a nuestro blog una idea bastante simpática. Si el trabajo de un arquitecto al proyectar una casa siempre contiene una buena dosis de amor (por los materiales, el diseño, el trabajo bien hecho o la funcionalidad), esa cuota se eleva muchos peldaños cuando se trata de construir una vivienda para la propia madre.

Es el caso del estudio sueco Förstberg Ling, fundado en Malmö en 2015. La pareja de amigos formada por Mikael Ling y Björn Förstberg, tras graduarse en arquitectura en su país, pasar un año en el College of Art de Edimburgo y realizar sus primeros trabajos en el campo del diseño industrial, decidieron embarcarse en la construcción de su primera vivienda unifamiliar. ¿Y qué mejor manera que ideando la casa perfecta para la madre de Björn?

María, bibliotecaria y experta tejedora, solo le pidió a su hijo una casa pequeña, pero con bastante espacio interior, un área de estudio independiente y suficiente sitio para almacenar su gran colección de libros.

La estrechez de la parcela limitaba las posibilidades, así que optaron por dividir la casa en dos volúmenes rectangulares diferenciados, ligeramente desplazados entre sí. Ambos descansan sobre una plataforma de hormigón que ofrece aislamiento del terreno y sirve como un gran banco bajo a lo largo de buena parte del perímetro.

Cada bloque, con tejados a dos aguas de diferente inclinación, combina zonas amplias con estancias más íntimas. El edificio principal, de una sola altura, alberga el comedor, el salón y una cocina abierta, así como el baño y el área de lavandería. Por su parte, el segundo volumen contiene en sus dos plantas la zona de estudio, el dormitorio principal, un aseo y las habitaciones de invitados.

Los interiores se inspiran claramente en la estética de los graneros, con las vigas, los pilares de madera maciza y las fijaciones metálicas a la vista, así como unas paredes forradas con madera contrachapada, lo que le proporciona calidez y un aire inconfundiblemente escandinavo. Este toque inacabado contrasta con la entrada, el salón y la zona de invitados, pintados en blanco, suelo de hormigón incluido. Un enfrentamiento visual simpático que aporta claridad y una definición sutil de los espacios.

En cuanto a la fachada, el aluminio corrugado abraza todo el exterior, jugando con los claroscuros durante el día y dejando puertas acristaladas o ventanales amplios a diferentes alturas que garantizan una estupenda luminosidad interior en cada volumen.

La casa se remata en su parte trasera con un pequeño invernadero al que puede accederse desde el salón o desde el exterior. Su entramado de madera y las planchas de policarbonato también corrugado le dan una personalidad especial.

Esta «House for mother» de Förstberg Ling destaca en la apacible Linköping por su originalidad y por un valor intangible: estar diseñada con todo el cariño del mundo.

Fotografías: Markus Linderoth.

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